«Bobby sólo arroja las piezas y solas caen en las casillas correctas».
«Capablanca fue el mejor porque no necesitó molestarse».
«Cuando Tahl sacrifica una pieza, vale comprobar por qué; cuando Petrosian hace algún sacrificio, vale rendirse; cuando Kasparov sacrifica algo, vale comprobar y rendirse».
»Cuando la partida termina, los maestros se estrechan caballerescamente las manos, porque no pudieron estrangularse». (bromeando)
«De chico mi madre me escondía los tableros y las piezas, así que tenía que arreglarme a ciegas».
«El ajedrez es lo que me da fuerza para seguir viviendo».
«El ajedrez me enseñó a ganar y a perder, pero mi mejor jugada fue quedarme en la Argentina».
«Él prefiere entrar en la historia del ajedrez solo». (Refiriéndose a Bobby Fischer).
«Es un hombre maravilloso, difícil de encontrar. Tiene un gran corazón, está rebosante de ingenio y buen humor. Es modesto y grande». (Refiriéndose a Raúl Capablanca).
«Frente al tablero no existe el apellido, sólo cuenta la posición».
«Los jóvenes tienen tiempo para triunfar, combinar, atacar, buscar la belleza, es privilegio de jóvenes con talento. El aplomo del juego posicional vendrá después».
«Mi familia no veía con buenos ojos que me dedicase al ajedrez. Pero yo me gradué como profesor en matemáticas y logré ser tercer tablero de mi país en 1935».
«Nací dos veces sin haber pasado por el requisito de la muerte; la primera, al igual que todo el mundo, y la segunda, a los 29 años, cuando llegué a la Argentina».
«No me pidan que compare a Bobby Fischer con Capablanca, Alekhine o Kasparov. Hacerlo sería tan desatinado como establecer parámetros de superioridad entre genios como Dalí, Picasso, Newton, Einstein, Mozart o Chopin».
«No volveré nunca a jugar contigo. Has insultado a mi amigo». (cuando un oponente se maldijo a sí mismo por una mala jugada)
«Personalmente, yo prefiero mirar hacia el futuro en donde un programa de computadora gane el título mundial de Ajedrez. La humanidad necesita una lección de humildad».
«Tengo una memoria privilegiada, según para qué. Si me prestan dinero, trato de olvidarme en el acto».
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